jueves, 28 de junio de 2012


ARTECON: 30 AÑOS DE VIVENCIAS. Nota 9. Escribe hoy: Claudia Ron

Llego a Artecon como espectadora. Debido a los comentarios interesantes de mis viejos que eran fieles espectadores. Como a los de mi generación no les interesaba el teatro, llegué sola a la vieja Sociedad Italiana y quedé atrapada hasta el día de hoy.
Cierto día llega mi viejo y me dice que la comisión de la Sociedad Italiana había dejado a los chicos de Artecon en la calle, sentí un inmenso dolor y dije: nos quedamos sin teatro, ¿adónde van a ir a parar? Al Comedor Escolar, lugar en que, con el sonido del bandoneón de Rubén Exertier bailé el último tango con mi viejo, antes de que partiera a su viaje sin retorno. La Biblioteca Rivadavia, hasta que llegué a la tan ansiada sala propia: El Taller, pero ahí ya no iba sola, lo hacía con mi hijo Nehuén, que se encontraba en mi panza.
Nace Nehuén y, pasados 2 ó 3 años, por impulso de mi amiga Marcela Larra me integro al grupo, en dónde me recibieron muy cálidamente y con buena onda. Allí estaban Chamaco Valdez, Patricia y Leandro Galaz, Horacio Zárate, Nazareno Iberra, los hermanos Lanzoni y, por supuesto, Marcela. Yo concurría a ver los ensayos, de los cuales aprendía mucho. Cierto día me encontraba tranquilamente sentada en la butaca, cuando de repente Lanzoni me dice: arriba del escenario. Yo no entendía nada, qué iba a hacer ahí arriba, y me convertí en una Sombra en La Utopía es un Malvón en una lata. Lo cómico es que los que me iban a ver, como éramos varios y estábamos todos cubiertos hasta la cara, preguntaban: ¿y vos cuál eras? Más tarde me encontré dentro de una casilla tirando papelitos en Maderas de Oriente.
Recuerdo que todos los sábados íbamos a limpiar la sala y yo lo hacía con mi hijo que era demasiado inquieto y travieso. En un momento todos los presentes hacemos silencio y preguntamos: ¿Y Nehuén? Porque cuando no se escuchaba estaba haciendo lío, su debilidad era la cabina. A los 7 ú 8 años Nehuén ingresó a los talleres de niños con Horacio y Lorena con Hay un Katrina en mi baño. Mientras que a su mamá le gustó jugar con los niños con Stan y Oliver.
Mi hijo continuó con los talleres para adolescentes, en primer año con Alejandro Leopardo y en 2º con Leandro Galaz, mientras su mamá sorteando lechones camino a su casa se encontró con unas chusmas que me dijeron Que quede entre nosotras, y luego llegó a su casa que era un conventillo y se encontró con El Asesinato de la Tota Méndez.
Llegamos al final del camino y nos encontramos madre e hijo con mucha emoción y lágrimas en los ojos, compartiendo escenario, mi hijo con El Tío Loco y yo en Acuerdo para cambiar de casa.
Después de esta larga historia que duró 30 años, se mantiene la lucha y resistencia. Vamos por 30 años más.

Claudia Ron es integrante actual del grupo. Egresada del taller de adultos promoción 2007. Ha participado en 9 obras, con un total de 50 funciones. Entre otras La Utopía es un Malvón en una lata, Cuatro Piezas, La Culpa no es del Chancho, Que quede entre nosotras, La Chancha y los 20, Acuerdo para cambiar de casa, El Nieves Blanco y la Siete Obritas, El Asesinato de la Tota Méndez y Stan y Oliver. Cuando no está arriba del escenario, es la “cobradora de entradas” de todas las funciones que se realizan en El Taller.

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