viernes, 13 de abril de 2012

ARTECON: 30 AÑOS DE VIVENCIAS. Nota 5. Escribe hoy: Miguel Ángel Gargiulo

CERTEZAS Y SOSPECHAS

Así como Shakespeare debió prescindir de diccionarios, ya que la humanidad para ese entonces no estaba preparada para confeccionarlos; a mi vez estoy conminado a dejar de lado toda ilusión de originalidad y belleza narrativa. Por dos razones, la una estructural y la otra coyuntural. La primera por pobreza propia, la mía; la segunda por riqueza ajena, la del “Laucha” Martínez que se mandó con un texto incomparable cubriendo en gran medida lo que uno hubiese querido decir. Afortunadamente para mí, la convocatoria de Duilio nada dice acerca de la calidad ni de la novedad. Por eso arriesgaré algunos párrafos, entendiendo que lo que abunda no daña… mucho.

30 años. ¡A la pipeta, que corre el tiempo! Reciencito había pasado la guerra de Malvinas y todavía gobernaba la milicada con la consuetudinaria complicidad civil, y este puñado maravilloso de pibes se le animaba al teatro generando no solo un espectáculo sino que en un mismo movimiento estaba lanzándose a formar un grupo destinado por calidad y perseverancia a hacer historia.

Entonces, la gente no se aburría frente a un tele digital de 30 y pico pulgadas; la computación andaba en pañales, los cuales, claro, eran de tela puesto que no había descartables o los pocos que existían eran caros; Julito Cortázar y Georgie Borges estaban gestándonos ficciones de este lado del mundo; y entre otra multitud de cosas yo tenía rulos donde hoy escasean canas. Era, evidentemente, otro mundo. Y como no era EL mundo que esa pionera purretada quería, en el teatro encontraron la herramienta que consideraron adecuada para tornarlo un poco mejor.

Lo maravilloso del asunto, es que durante los casi 11 mil días que han amanecido entre 1982 y hoy, la idea portadora sigue siendo la misma: con y desde el trabajo colectivo aportar para intentar modificar… lo que cuadre. ¿Y qué cuadra? Bueno, no puedo arrogarme el lugar de exégeta del grupo, pero se me antoja (en el sentido funcional y literal del término) que son y han sido aspectos relacionados con la historia, la política, la ideología, la estética (no la Kantiana, aquella que se refería a los sentidos), la filosofía… y unas cuantas categorías más que por pereza no enumero.

Ahora bien, si uno es tan suelto de palabra que aventura con cierta enjundia la continuidad de un ideario a lo largo de 3 décadas, tiene cuanto menos que apuntar algunas razones para que se destaque con claridad esta relación de coherencia entre génesis y estructura. O, dicho de otro modo, para que puedan comprobarse diacrónica y sincrónicamente los postulados.

Porque, vamos, trepándose a ese andamio de categorías enunciadas dos párrafos atrás uno puede decir, en el plano de lo formal, lo mismo de otro grupo que puede estar en las antípodas ideológicas (en el amplísimo sentido de esta castigada palabra). Pero, rápidamente aclaro que mi discursito va rumbeando por el lado del contenido, y ahí sí puedo decir que alguna pista he sembrado: herramienta, trabajo, mejorar lo dado… Estos conceptos modifican, recortan, asignan ubicación inequívoca, y al mismo tiempo le dan una entidad y una identidad insoslayable e indiscutible al grupo.

Y cuando digo grupo, lo hago considerando a TODOS los integrantes de esta membrecía que lleva 30 años. Y aquí abrimos una nueva puerta (tranquilos, que ya termino). De los fundadores del grupo, pocos quedan militándolo; acaso Duilio. Cerquita le andará Diego. Otros pocos (Patricia, Horacio, Leandro) andan en torno a los 20 años de trajín. Algunos, como yo, han ido y han venido discontinuamente. También los hay que tienen menos años de causa. Y algunos son de relación casi flamante.

Y si revisamos la historia de las migraciones (llegada, desarrollo y salida del grupo), ahí también vamos a encontrar datos interesantes, los cuales ahora, y para estas líneas no son en absoluto relevantes. Porque, a fin de cuentas lo que importa es redondear la idea de la continuidad coherente a pesar de todos y de todo.

Para dejarlos en mejor compañía, me iré haciendo uso de un término que en literatura alcanza estatura de concepto y en otros ámbitos es sin más una palabreja que pretende travestirse en sesudo concepto, muy de moda en estos días: relato. Probablemente el secreto de esta digna vida grupal que lleva 30 jóvenes años encuentre respuestas en los pliegues del “relato” que ARTECON ha construido durante todo este tiempo. Sospecho que hay algo de enorme valor ahí. Y también sospecho, como lo haría un fulanito inglés que gastaba anteojos con lentes redondos, que no soy el único que sospecha lo mismo. Digo, no sé, me parece.


Miguel Gargiulo es integrante actual de Artecon al que se incorporó en 1990 y retornó al volver de la ciudad de La Plata en 2006, sociólogo, ha publicado entre otros Pablo Díaz o la inversión de Werther, Policronías (sobre los desaparecidos Bolivarenses) y este 14 de abril presentará su libro sobre Malvinas. Ha realizado 6 obras con un total de cuarenta funciones: Concierto de Aniversario, La Chancha y los veinte, La Culpa del Chancho, El Nieves Blanco y las siete obritas y Palabras a la deriva, por la que fue ternado como mejor actor de reparto en la XXVIII Fiesta Teatral de Saladillo en 2008.

No hay comentarios:

Publicar un comentario